La flexibilidad no se hizo de un día para otro, empecemos a ejercitarnos

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Cuando se habla de aula invertida y profesor flexible lo primero que me viene a la mente es la imagen de una postura de yoga. Todos los requisitos del aula invertida recaen en el compromiso, preparación, disponibilidad, habilidad y tolerancia que pueda tener el profesor.
El papel del profesor es demandante y con el desarrollo del flipped learning deberá:
- Crear un ambiente flexible haciendo que sus alumnos identifiquen dónde y cómo aprender.
- Fomentar la cultura de aprendizaje enseñando a sus alumnos la importancia de construir el conocimiento y cerciorándose de que todos ellos lo alcancen.
- Evaluar, diseñar y reflexionar cada una de sus clases.
- Diseñar contenidos intencionados, identificar los objetivos y las capacidades que se quieren detonar.
El docente cuando ingrese en el salón de clases debe llevar tareas significativas en las que los alumnos se involucren y se sientan acompañados por el profesor que ha creado estrategias específicas para que cada uno de ellos pueda afrontar sus malos hábitos y detonar sus potencialidades.
Es momento de comenzar a ejercitarnos, las generaciones que recibimos día a día demandan aprendizaje dinámico e interactivo y para poder ofrecerles ese cambio en el salón de clases debemos prepararnos día a día, reestructurando nuestros saberes y rediseñando nuestros cursos.
Quiero oír huesos rígidos de profesores del siglo pasado crujir y darle al alumno del siglo XXI lo que necesita… Enseñarles a administrar la información.