Arquitectura y naturaleza: La casa en el paisaje

--Originally published at Del habitar y sus cosas

En este artículo escrito por Achillina Bo mejor conocida como Lina Bo Bardi para la revista Domus se trata el tema de la integración de la arquitectura al medio natural.

La arquitecta comienza describiendo el estilo al que se ha llegado debido a las corrientes de pensamiento que básicamente llevaban a crear superestructuras decorativas influenciadas con principios muy propios del formalismo académico del siglo XIX dando como resultado ‘formas fijas sintetizadas en un esteticismo superficial’ independientes a las condiciones del clima, ambiente, suelo y vida. Mismos elementos que, al contrario de esta corriente, son el eje en la arquitectura rural.

De dicha arquitectura abundan ejemplos por todo el mundo, construcciones con una correspondencia perfecta con la vida del hombre.

En la arquitectura moderna se ha creado una correspondencia entre técnica, estética y función para así establecer una relación estrecha entre la casa, la tierra, la vida y el trabajo. Las condiciones naturales del sito específico donde se encuentra la casa determina el diseño de la misma. De esta manera esas construcciones surgen como una respuesta sincera, determinada por el sitio y las medidas del humano. Otro elemento que la arquitectura moderna ha tomado de la construcción rural es la pureza de su forma. Diseños primordiales de formas espontáneas  con un sentimiento “puro” sin “folclores regionales” devuelven a la casa el valor de la construcción pura. 

 

El ornamento y lo honesto

--Originally published at Del habitar y sus cosas

Tal como la inclinación del ser humano hacia el mal existe cierta propensión de éste hacia expresarse y manifestar su sentir de maneras diversas.

Como menciona Adolf Loos en Ornamiento y delito:  “El impulso de ornamentarse el rostro y cuanto se halle a su alcance es el primer origen de las artes plásticas”.

El ser humano no solo vive para saciar sus necesidades básicas, es un ente lo bastante complejo como para buscar la expresión, para ornamentar, tal y como comenta Loos.

A través del curso del humano en la tierra se han creado diferentes estilos, corrientes y cánones estéticos. En cada época algo se ha aportado a la historia y a la humanidad, no solo en el ámbito artístico y arquitectónico sino en las idiosincrasias y maneras en las que las sociedades trabajan.

Ciertas formas de expresión son juzgadas y condenadas, existen ciertas reglas y cierta ética en el arte y la expresión.

Las masas se van separando con base a no solo aspectos socio-económicos sino estéticos también. Un claro ejemplo son los tatuajes, que dependiendo del contexto pueden ser relacionados con criminales y degenerados o vistos como mero rasgo cultural como ocurre con los pueblos de Papúa.

Desde hace unos cuantos años, a partir de cambios drásticos en la ciencia, tecnología y sociedad la arquitectura se ha modificado.

A raíz de la segunda guerra mundial surgió la necesidad de fabricar espacios habitables, de economizar y hacer refugios de manera más eficiente, es gracias a esto que en algunos lugares se deja de fabricar arquitectura decorativa con arraigados principios academicistas y se empieza a responder de manera más honesta a las necesidades del hombre perteneciente a un siglo repleto de cambios y tecnologías anteriormente no conocidas.

Lo que el hombre del siglo XIX aporta a la humanidad es la desaparición del ornamento. Es espectador y el actor principal en una revolución estética, una reanudación mental que nos coloca en una nueva época, dejando atrás la necedad de colocar objetos y ornamentos de tiempos pasados que no hablan el mismo lenguaje que las arquitecturas, diseños y mobiliarios que necesitamos en la actualidad.

Es admirable lo que se ha creado en otros tiempos y tiene un alto valor. Sin embargo no se debe dejar de lado la reflexión y el avance que nuestros antepasados han realizado. Debemos mirar hacia atrás con mente crítica, para aprender de lo bello y lo no tan bello y crear un futuro sincero, honesto, justo para los humanos que se desarrollen en él.

Fuentes

Ornamento y Delito de Adolf Loos. (n.d.). Retrieved May 11, 2018, from https://www.disenoyarquitectura.net/2009/05/ornamento-y-delito-de-adolf-loos.html

Flashy flesh

--Originally published at Identidad digital

During my short career as a designer I have noticed than most of my clients and people that have asked for my advice as a designer have a certain inclination towards a ‘flashy’ approach to design. I believe I had the same inclination not so long ago. But something has changed, I feel like franc design is the kind of conception I value the most. In my opinion, the beauty of an object relies on how it was conceived and how honest the designer was towards the approach of solving a problem with this ‘new’ design in the simplest way. This simple way includes using the most logic materials, shapes and colors according to the situation. However I’m aware that that is not the most popular opinion.

I would call a silent object to the things that solve the task they are supposed to and integrate to a franc life. And that kind of design is what I aspire to create and what I think we should aim to possess. Because there is no use having intricate, flashy objects when you can have a silent one that can perform the task we are looking to solve.

I believe the spirit of an object can drastically change the atmosphere of the place it is located.

Ordinary, natural looking -hence beautiful- objects can make people feel in a more sincere atmosphere. Even if it does not seem like it, there is something about telling the truth that makes people more reliant, authentic and happy.